Digitalización con descarbonización Gregorio Martín Quetglas y Andrés Ortega
Por: Martín, Gregorio.
Colaborador(es): Ortega Klein, Andrés.
Tipo de material: TextoSeries Documento de trabajo 7/2021.Editor: Madrid : Real Instituto Elcano , 2021Descripción: 23 p.Tema(s): Política energética | Ecología | Big data | Nueva tecnología | Cambio climático | Economía verde | Reducción de las emisiones de gas | Efecto invernaderoRecursos en línea: DESCARGAR DOCUMENTO Resumen: Según cómo, la digitalización puede ayudar o agravar la lucha contra el cambio climático . Conciliar estas dos tendencias, estas dos transiciones, hacer que se complementen y no se enfrenten, es uno de los grandes retos de nuestros tiempos, muy especialmente cuando ambas transiciones son elementos esenciales de la recuperación y transformación de la economía y de la sociedad tras la crisis derivada del COVID-19 . La tecnología, incluido lo que se entiende por digitalización (como la Inteligencia Artificial) se ha convertido en un instrumento indispensable para conseguir los objetivos de una economía verde, no contaminante. Pero, a su vez, genera un alto grado de contaminación. Aunque hay debate sobre las métricas, diversos estudios coinciden en que en 2018-2020 el sector digital en su totalidad consume un 3% de la energía primaria1 global y un 7% de la energía eléctrica, y genera un 5% de las emisiones globales de CO2. El consumo de electricidad por el sector digital va en aumento rápido (un 9% al año), aunque sus efectos climáticos dependen mucho de la fuente de energía que se utilice, si es de origen fósil y generadora de emisiones de gases de efecto invernadero, o limpia. Esa es una clave. A este respecto, se están finalmente haciendo progresos desde las propias empresas, y desde las instituciones nacionales, europeas e internacionales. En este documento se analizan la contribución general de las tecnologías de la información y la comunicación a la lucha contra el cambio climático, sus efectos directos e indirectos en la emisión de CO2 y otros gases de efecto invernadero, y las políticas público-privadas que se están poniendo en marcha para lograr una alianza positiva entre estas dos transiciones. Proponemos afinar las métricas y crear un barómetro nacional y otro europeo de seguimiento de las buenas prácticas públicas y privadas en este ámbito.Biblioteca actual | Signatura | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras | Reserva de ítems |
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Contiene referencias bibliográficas
Según cómo, la digitalización puede ayudar o agravar la lucha contra el cambio climático . Conciliar estas dos tendencias, estas dos transiciones, hacer que se complementen y no se enfrenten, es uno de los grandes retos de nuestros tiempos, muy especialmente cuando ambas transiciones son elementos esenciales de la recuperación y transformación de la economía y de la sociedad tras la crisis derivada del COVID-19 . La tecnología, incluido lo que se entiende por digitalización (como la Inteligencia Artificial) se ha convertido en un instrumento indispensable para conseguir los objetivos de una economía verde, no contaminante. Pero, a su vez, genera un alto grado de contaminación. Aunque hay debate sobre las métricas, diversos estudios coinciden en que en 2018-2020 el sector digital en su totalidad consume un 3% de la energía primaria1 global y un 7% de la energía eléctrica, y genera un 5% de las emisiones globales de CO2. El consumo de electricidad por el sector digital va en aumento rápido (un 9% al año), aunque sus efectos climáticos dependen mucho de la fuente de energía que se utilice, si es de origen fósil y generadora de emisiones de gases de efecto invernadero, o limpia. Esa es una clave. A este respecto, se están finalmente haciendo progresos desde las propias empresas, y desde las instituciones nacionales, europeas e internacionales. En este documento se analizan la contribución general de las tecnologías de la información y la comunicación a la lucha contra el cambio climático, sus efectos directos e indirectos en la emisión de CO2 y otros gases de efecto invernadero, y las políticas público-privadas que se están poniendo en marcha para lograr una alianza positiva entre estas dos transiciones. Proponemos afinar las métricas y crear un barómetro nacional y otro europeo de seguimiento de las buenas prácticas públicas y privadas en este ámbito.