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Todos se conocían bien Miguel José Izu Belloso ; prólogo de Ángel García-Sanz Marcotegui

Por: Izu Belloso, Miguel José.
Colaborador(es): García-Sanz Marcotegui, Ángel.
Tipo de material: TextoTextoEditor: Navarra : Gobierno de Navarra = Nafarroako Gobernua , 2023Descripción: 190 p. il. 24 cm.ISBN: 978-84-235-3658-0.Tema(s): Represión | Político | Navarra (Comunidad Autónoma)Resumen: En abril de 1936 falleció Nicasio Garbayo, concejal y exalcalde de Pamplona, elegido en 1931 por la Conjunción Republicano-Socialista. A su entierro y a su funeral acudió toda la corporación y ondearon a media asta las banderas en la Casa Consistorial; el Pleno hizo constar en acta el sentimiento de los corporativos y el alcalde, tradicionalista, lamentó la pérdida de «un compañero excelente». En los meses siguientes murieron varios miembros más de su misma candidatura; no hubo banderas a media asta ni honras fúnebres. El Ayuntamiento, reducido a los concejales de la Coalición Católico-Fuerista, guardó un sepulcral silencio que duraría muchos años. No habían muerto de pulmonía, como Garbayo, sino «a consecuencia del Glorioso Movimiento Nacional». Para los concejales de Pamplona el 18 de julio de 1936 supuso un trágico antes y después, pasaron de ser compañeros a ser enemigos. Unos siguieron en su cargo mientras que otros eran destituidos, detenidos, asesinados.
Tipo de ítem: Libros
Existencias
Biblioteca actual Signatura Estado Fecha de vencimiento Código de barras Reserva de ítems
Biblioteca Central del Ministerio de la Presidencia
Sala
62435 Disponible 1075437
Total de reservas: 0

Bibliografía: p. 183-187

En abril de 1936 falleció Nicasio Garbayo, concejal y exalcalde de Pamplona, elegido en 1931 por la Conjunción Republicano-Socialista. A su entierro y a su funeral acudió toda la corporación y ondearon a media asta las banderas en la Casa Consistorial; el Pleno hizo constar en acta el sentimiento de los corporativos y el alcalde, tradicionalista, lamentó la pérdida de «un compañero excelente». En los meses siguientes murieron varios miembros más de su misma candidatura; no hubo banderas a media asta ni honras fúnebres. El Ayuntamiento, reducido a los concejales de la Coalición Católico-Fuerista, guardó un sepulcral silencio que duraría muchos años. No habían muerto de pulmonía, como Garbayo, sino «a consecuencia del Glorioso Movimiento Nacional». Para los concejales de Pamplona el 18 de julio de 1936 supuso un trágico antes y después, pasaron de ser compañeros a ser enemigos. Unos siguieron en su cargo mientras que otros eran destituidos, detenidos, asesinados.

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