Economía colaborativa y bancos de tiempo coordinador-director, Mustapha M-Lamin Ahmed ; autores, Vicent Almenar ... [et al.]

I Congreso Universitario de Economía Colaborativa y Bancos de Tiempo, organizado conjuntamente por el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) de Valencia y la Universidad Católica de Valencia (UCV), y el IV Encuentro Estatal de Bancos de Tiempo organizado por la Red de Intercambios (el Banco de Tiempo dependiente del SJM Valencia), y promovido por la Asociación para el Desarrollo de los Bancos de Tiempo.

Incluye referencias bibliográficas.

El libro que hoy tiene en sus manos es fruto de la reflexión, pero sobre todo el reflejo del trabajo cotidiano de miles de millones de personas que entienden la colaboración, el intercambio y la cooperación como medio para mejorar la calidad de vida de las personas. En este marco, los días 11, 12 y 13 de mayo de 2018, se desarrollaron dos importantes eventos en la ciudad de Valencia: el I Congreso Universitario de Economía Colaborativa y Bancos de Tiempo, organizado conjuntamente por el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) de Valencia y la Universidad Católica de Valencia (UCV), y el IV Encuentro Estatal de Bancos de Tiempo organizado por la Red de Intercambios (el Banco de Tiempo dependiente del SJM Valencia), y promovido por la Asociación para el Desarrollo de los Bancos de Tiempo. Este libro recoge las ponencias presentadas en este Congreso sobre Economía Colaborativa y Bancos de Tiempo. Los valores que sustentan la economía colaborativa podríamos decir que son tan antiguos como la humanidad, pero lo que hoy entendemos por economía colaborativa es un fenómeno relativamente reciente. Se trataría de un tipo de economía que podría ser definida como "gente coordinando la adquisición y distribución de un recurso a cambio de recibir un pago u otro tipo de compensación" (Belk 2013). Algunos autores, entre ellos Rachel Botsman, madre ideológica de la economía colaborativa, sostienen que este tipo de economía se entiende desde la concurrencia de tres elementos: (1) la existencia de los millennials o generación "Y", una generación interconectada y donde la comunidad cobra una relevancia especial; (2) los cambios en los hábitos de consumo después de la crisis financiera de 2008, que forzaron a la ciudadanía a buscar alternativas al hiperconsumismo; y (3) la concienciación de la sociedad sobre la importancia de preservar el medioambiente y los recursos naturales, buscando nuevas formas de sostenibilidad en el ámbito de la economía (Botsman, 2016).